Tanto si piensas que puedes como si piensas que no, estás en lo cierto”

Por Patricia García de Oteyza

Hasta 1954, se creía que correr una milla en menos de 4 minutos era algo imposible. Los médicos, fisiólogos y científicos aseguraban que la fisiología humana hacía imposible correr más rápido y, de hecho, los corredores confirmaban esa afirmación, ya que hasta entonces ninguno había sido capaz de romper esa barrera.

Roger Bannister, estudiante de medicina de la Universidad de Oxford, afirmó que era posible hacerlo en menos tiempo y que él lo haría. Ante la sorpresa de todos: corredores, fisiólogos, científicos y médicos, el 6 de mayo de 1954, Roger Bannister consiguió un nuevo récord mundial corriendo la milla den 3,59 segundos.

Seis semanas más tarde, el australiano John Landy volvió a batir el récord situándolo en 3,58 minutos. Al año siguiente, en 1955, 37 corredores consiguieron resultados inferiores a los 4 minutos, y en 1956, fueron 300 los que hicieron la milla en menos de 4 minutos. A partir de ese momento fueron tantos los que corrían una milla en menos de 4 minutos que los dejaron de contar.

¿Qué había pasado? Sólo una cosa era diferente. Hasta mayo de 1954, existía una fuerte barrera psicológica que Roger Bannister derribó. La creencia de que no se podía recorrer una milla en menos de 4 minutos estaba establecida en el subconsciente de todos los corredores hasta que, Roger Bannister, demostró que era una falsa creencia. Ese no es más que un ejemplo de como las creencias nos limitan o nos empoderan. El poder de la mente subconsciente hace realidad nuestros sueños o nos aparta de ellos.

En palabras de Henry Ford,

“ Tanto si piensas que puedes como si piensas que no, estás en lo cierto”

Aunque esta frase no sea siempre cierta, lo que sí es cierto es que las creencias que tengamos sobre nosotros mismo y nuestras capacidades afectan directamente a nuestro desempeño.

Esto sucede especialmente por dos motivos, en primer lugar aumentan o reducen nuestra motivación y, en segundo lugar, nos hacen ser más o menos perseverantes en la consecución del objetivo.

Cuando consideramos que somos capaces de hacer algo, estamos más motivados para invertir en ello tiempo y esfuerzo y eso, nos permitirá conseguir mejores resultados.

Al mismo tiempo, la simple posibilidad de obtener un resultado inferior al que creemos que merecemos, raramente nos resulta aceptable y también eso nos lleva a ser más constantes en el esfuerzo y perseverar hasta que el resultado alcance o supere nuestras expectativas. Nuestra mente es un prescriptor poderoso. Es posible que no sea tan potente como algunos libros nos quieren hacer creer, pero sin duda es muy poderosa. Creer que somos capaces de algo ayuda, pero por sí sólo no es suficiente. No podemos manifestar una realidad simplemente imaginándola.

«Nunca debes confundir la fe de que al final vencerás – algo que nunca debes perder -, con la disciplina de afrontar los hechos más brutales de tu realidad, cuales quieran que estos sean» – Almirante Jim Stockdale

Si sólo nos apoyamos en nuestra creencia, es poco probable que nos dé el resultado que buscamos y nos puede llevar a la desilusión y a la desesperanza. Ser positivo, creer que somos capaces, es una parte importante de la ecuación, pero el talento, el trabajo, el esfuerzo y las horas, forman la otra parte y no la debemos olvidar.