«Como me gusta este ejercicio, esta vez lo comparto, sólo por diversión, como Alicia en El País de las Maravillas, cuyo padre imaginaba seis cosas imposibles antes de desayunar. Yo también lo hago, abre un mundo de posibilidades y me llena de energía»
Me llama la atención la incomodidad y el miedo que les genera a algunas personas pensar en el futuro. A mi me encanta imaginarlo, soñarlo, y no puedo evitar ser optimista sobre el futuro que viene, sobre el planeta que heredarán mis hijos. Como me gusta este ejercicio, esta vez lo comparto, sólo por diversión, como Alicia en El País de las Maravillas, cuyo padre imaginaba seis cosas imposibles antes de desayunar. Yo también lo hago, abre un mundo de posibilidades y me llena de energía.
No puedo poner una fecha, pero creo que los coches autodirigidos pronto estarán por nuestras calles. Y eso abre un mundo en el que no tendremos un coche en propiedad, sino que pagaremos por transporte, por ir de A a B. Como no tendremos que aparcar, porque el coche nos dejará y seguirá su camino, habrá muchísimos menos vehículos en la calle, mucho menos tráfico por las vías. Los niños podrán volver a jugar en la calle sin peligro, los coches tendrán mecanismos de seguridad para protegerlos. Ya no habrá seguro de coche asociado a una persona, sino al servicio de transporte que contratemos.
Las personas volveremos a la calle, a mirar a otras personas y a compartir en directo, tal vez porque ya habremos aprendido que sólo saliendo y compartiendo es como se vive una vida humana.
Creo que habrá generadores de energía en cualquier superficie a la que toque el sol: las fachadas, los techos de las casas, las carreteras, los coches… incluso nuestra ropa y accesorios captarán la energía solar y eso nos permitirá estar más frescos en verano o más calentitos en invierno, la cuestión de la energía quedará resuelta, los países con más sol seremos los generadores de energía del planeta.
Habrá plantas, flores y seres vivos en todas partes, en nuestras casas, en el metro, en los espacios comerciales donde podremos ir tal vez a probarnos una talla, a conocer una nueva tecnología, a escuchar un concierto o una manifestación cultural.
La renta mínima universal será universal, aunque las personas especializadas preferirán trabajar para vivir mejor de lo que vivirían con la renta mínima. Los espacios de trabajo serán muy diferentes de cómo son ahora, ya que deberán atraer a los trabajadores más talentosos, que podrán elegir si trabajan desde casa o desde la oficina. Imagino los espacios naturales cerrados a la huella humana, para que puedan seguir su camino sin impacto humano, pero grandes experiencias de naturaleza en una realidad virtual que aceptaremos de buen grado porque podremos vivirlas intensamente… aunque seamos mayores y no podamos caminar.
Las personas volveremos a la calle, a mirar a otras personas y a compartir en directo, tal vez porque ya habremos aprendido que sólo saliendo y compartiendo es como se vive una vida humana.
Me escucho diciendo con frecuencia «los que dicen que es imposible deberían callarse y dejar trabajar a los que lo estamos haciendo posible», no sé a quién se atribuye esta frase. Hagámoslo posible.